Regionalismo y nacionalismo durante la Reconquista según Pierre Vilar
"Una reserva. Desde el punto de vista
nacional, la España de la Reconquista se disgrega más que se
unifica. El León de los siglos IX a XI, la Castilla hasta mediados
del XII, no cesaron de declararse herederos de los soberanos
visigodos; sus reyes se hicieron llamar «emperadores de toda
España». Pero la idea chocó con las realidades. Geográficamente,
la lucha se emprendió en sus orígenes partiendo de territorios
montañosos, físicamente aislados. Históricamente, la guerra contra
los moros favoreció las tentativas de independencia: Castilla se
desgajó de León, el Cid estuvo a punto de crear el estado de
Valencia, y Portugal se desarrolló independientemente; en el este,
la Reconquista tomó, en el siglo XIII, una forma federativa:
Valencia y Mallorca fueron erigidas en reinos, junto a Aragón y el
condado catalán; la propia división en taifas de la
España mora favoreció esta fragmentación. Asturias, León y
Castilla, Galicia y Portugal, Navarra, Sobrarbe, Aragón, Ribagorza,
los condados catalanes se agregaron o disgregaron durante largos
siglos al ritmo de las uniones matrimoniales y de las sucesiones de
familia. Cada país acabó por adquirir y conservar el orgullo de sus
títulos y de sus combates,la desconfianza para con sus vecinos.
Señores aventureros y municipalidades libres contribuyeron a
aumentar este espíritu particularista.
Es verdad que,por encima
de todos se alza la unidad de fe, el espíritu de cruzada, el sentido
de la comunidad cristiana contra el moro, que no deben velarnos los
accidentes locales ni las alianzas circunstanciales. Pero en ello
reconocemos una manifestación y acaso una de las fuentes
fundamentales de una nueva dualidad de la realidad española: por un
lado la tendencia al particularismo, a los vínculos que podríamos
llamar infranacionales; por otro lado la tendencia al universalismo,
a las pasiones ideales supranacionales. Entre las dos, no se definirá
sin dificultad la conciencia del grupo español: y es un fenómeno
que dura todavía. Incluso en el siglo XIII siguen subsistiendo las
principales fisuras, pese a esenciales simplificaciones, sobrevenidas
por la unión de Aragón y Cataluña en 1137, y por la unión de León
y Castilla en 1230. Aun dejando a un lado Navarra (a la cual un
accidente dinástico ligó momentáneamente a Francia), y Granada,
todavía no conquistada, hay que dejar constancia de una grave
división tripartita de Iberia entre:
Portugal, Castilla y, en Levante, la federación Aragón - Cataluña - Valencia. Hecho tanto más amenazador para la futura unidad, cuanto que se trata de una división que corresponde a tres temperamentos en los hombres y a tres direcciones naturales en la geografía: el Océano, las mesetas y el Mediterráneo. El final de la Edad Media española, inserto en este marco tripartito peninsular, influirá considerablemente en el porvenir nacional."
Vilar, P: Historia de España.Ed. Crítica.
Análisis de Pierre Vilar sobre la situación regional de España durante la mal llamada "Reconquista". A pesar de que la historiografía tradicional y nacionalcatólica se ha empeñado en ver en la reconquista el origen de la unidad de España, realmente como afirma Vilar, en ella está la muestra de la división española en reinos y culturas y no de la unidad. Hasta la instauración de los Borbones y la Guerra de Sucesión no se impondrá la castellanización del territorio.
Esto explica, aunque no justifica oportunismos políticos de unos y otros, la situación contemporánea de la diátriba regionalismo - centralismo.
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